MODELOS DE COMUNICACIÓN
Introducción: Si
bien es cierto que la comunicación es quizá el proceso fundamental que permitió
el desarrollo social del hombre a través de los signos y el lenguaje, su
estudio como objetivo científico es realmente nuevo.
Retomando el pensamiento de Stewart
(1973), el estudio de la comunicación constituye una empresa interdisciplinar,
en el que cada enfoque permite entender una faceta o cara de la misma y en la
intersección de todos estos enfoques ( físico, semántico y sociocultural) se ha
ido configurando un nuevo campo que recibe el nombre de “teoría de la
comunicación”. El primero de estos enfoques, propio de ingenieros y físicos, ha
dado lugar a un extraordinario desarrollo en el campo de las
telecomunicaciones; el segundo se manifiesta en el desarrollo de la lingüística
y sociolingüística; y el tercero es el propio de las ciencias sociales y es al
que vamos a dedicar nuestra atención.
Siguiendo a Hervás (1998) encontramos
tres modelos que explican el proceso de la comunicación: La Teoría de la
Comunicación o Teoría de la Información, la Semiología de la Comunicación y la
Pragmática. La primera se ocupa, entre otros conceptos, de la transmisión
física de las señales, la segunda de los sistemas de signos de comunicación
entre individuos o colectividades y la última de la dinámica de la relaciones
entre emisor – receptor.
Según Galeano (1997) no ha
existido nunca una teoría de la comunicación. Lo que tenemos es un sinnúmero de
resultados de investigaciones aglutinados bajo el nombre de Teoría de la
Comunicación. La gran mayoría de los estudiosos de la comunicación han
formulado sus propios y personales esquemas y modelos. Lejos de configurar
enfoques enfrentados consideramos que los distintos acercamientos contribuyen a
una mayor comprensión de los procesos comunicativos atendiendo a su
complejidad. Tanto es así que en los últimos años se están produciendo notables
intentos de integrar todas estas formulaciones en una teoría general de la
comunicación (Pinazo y Pastor, 2006).
Aunque ya los griegos hablaban de la
retórica y planteaban un modelo de comunicación muy elemental, el origen de la
Teoría de la Comunicación data de la mitad del siglo XX con la investigación de
la comunicación de masas.
Los primeros trabajos partieron de los
modelos matemáticos (Shannon, 1949) que trataban de asemejar la comunicación a
la mera transmisión de información entre máquinas (cibernética). Planteamientos
útiles en sus inicios pero que pronto se ve que son limitados en sus
explicaciones sobre la comunicación de las relaciones humanas.
Un enfoque diferente vino de la mano de
la semiología o semiótica con las aportaciones de Ferdinand de Saussure en 1916
(Saussure, 1990) que estudia la relación existente entre el signo (el
significante) con aquello que significa (el significado).
En la década de los 50 – 60 del pasado
siglo, un nuevo enriquecimiento lo aporta la Escuela de Palo Alto con Bateson,
Ruesch y Watzlawick quienes aplicaron la Teoría General de Sistemas al análisis
de la comunicación humana desde el punto de vista de la interacción.
Por otro lado, la Psicología Social ha
ido prestando en las últimas décadas cada vez mayor atención a los procesos y
contextos comunicativos, integrándolos en el estudio de dos amplios conceptos:
el de interacción social y el de influencia social que, junto a la
consideración de los contextos sociales y las características personales de los
interlocutores tratan de enmarcar y explicar el proceso comunicativo
(Loscertales y Gómez ,1998).
Por último en la década de los 70 del
pasado siglo se ha dado paso a un cambio de perspectiva caracterizado por
vincular la acción al lenguaje (Crespo, 1995; Ibáñez, 1990).
Modelos teóricos desde la Psicología de la Comunicación
Aristóteles, en su "Retórica"
dijo que tenemos que considerar tres componentes en la comunicación: el orador,
el discurso y el auditorio. La mayoría de modelos de comunicación no se apartan
demasiado de lo que nos dijo Aristóteles.
Desde el punto de vista de la
Psicología de la Comunicación y siguiendo a Cuesta (2000), existen dos
tendencias generales de estudio desde la perspectiva epistémico- metodológica:
una tendencia estructural que agrupa los modelos de orientación empírico-analítica y
otra funcional a la que pertenecen los modelos teóricos –integracionistas.
Vamos a pasar a desarrollar brevemente
las características de cada modelo.
Modelos de orientación empírico-analítica
Son semejantes a los modelos físicos y
dan explicaciones causales e inflexibles.
·
Modelo de uso y gratificaciones: Los
receptores son sujetos capaces de emplear los medios en función de “sus
intereses”, presentan actividad.
·
Modelo de la espiral del silencio o modelo de
Noelle-Neuman (1974): Desarrollan la noción de equilibrio cognitivo, que
alude a la inclinación presentada por las personas para evitar el aislamiento
de sus contenidos cognitivos con relación a los grupos de los cuales son
miembros.
·
Modelo de la agenda: Es el proceso
anterior justo para la creación de la emisión del mensaje y el acto de la
comunicación o incomunicación. Con el objetivo de realizar un sesgo del flujo
de estímulos que por los medios de comunicación alcanza los receptores.
·
Modelo de la hiperespecialización y el
distanciamiento: Los sujetos dependen de campos topográficos de información
desiguales, implicando que la información procesada, almacenada y retenida no
es igual en un proceso acumulativo, con lo que se crea una desigualdad cada vez
mayor y una separación en los aspectos relativos al conocimiento e información
comparando los grupos sociales entre sí.
Modelos teóricos-integracionistas
Desarrollan análisis funcionales y
tienen una mayor aproximación a la realidad.
1.
Modelos básicos: modelos derivados de la formulación de
Lasswell (1948), modelo matemático de la teoría de la información (Shanon y
Weaver, 1949; De Fleur, 1966), modelo circular (Osgood y Schramm, 1957), modelo
de la espiral (Dance, 1967) y el modelo general de la comunicación (Gerbner,
1972).
2.
Modelos del equilibrio cognitivo: Modelo de Heider
(1946), de Newcomb(1953), de Osgood y Tannenbaun (1955), de Festinger (1957),
de Klapper (1960) y modelo de McLeod y Chaffee (1973).
3.
Modelos Sociológicos: Modelo de Riley y Riley (1959).
Organiza el fenómeno de la comunicación vinculado con facetas psicológicas y
sociales.
4.
Modelo de Maletzke (1963). Este modelo se caracteriza
por dos componentes: la amplitud (grado de detalle del modelo) y la interacción
existente entre el medio (características psicosociales) y su receptor
(características psicosociales).
Vamos a pasar a describir brevemente
los principales modelos teóricos integracionistas.
Los primeros modelos de comunicación
fueron los denominados “modelos de aguja hipodérmica”, modelos simples de
Estímulo-Respuesta (E-R,). Las aportaciones realizadas por Laswell,
Lazarsfield, Hovland y Lewin, mostraron que había algo más, que existían
cambios en la gente entre el estímulo y la respuesta, surgiendo un nuevo modelo
de Estímulo-Organismo-Respuesta (E-O-R) Galeano (1997).
Modelo de Laswell
Se considera el primer modelo de
comunicación. Laswell a partir del estudio de la comunicación de masas intenta
hacer una “teoría de la transmisión de mensajes”. En 1948 en su artículo
Estructura y función de la comunicación en la sociedad (Rodrigo, 1995) formula
su modelo tal y como lo conocemos hoy, con su famosa definición del acto de
comunicación que piensa debe contestar a las siguientes cuestiones: “¿Quién,
dice qué, en qué canal, a quién, con qué efecto?”. Su objetivo era establecer
los ámbitos de análisis de los actos comunicativos. La fórmula de Lasswell
aparece representada en la Figura 1.
Figura 1. Fórmula
de Laswell del proceso de la comunicación (Laswell, 1948)
A partir de este momento el estudio del proceso de la comunicación tiende a
concentrarse sobre una u otra de esas cuestiones dando lugar a diferentes
enfoques. Bradok (1958) añade dos aspectos al modelo de Laswell, las
circunstancias en que se envía un mensaje y el propósito con el que el
comunicador dice algo (McQuail y Windhal 1997). Este modelo aparece
representado en la Figura 2.
Figura 2. Perfeccionamiento del modelo de
Lasswell
hecho por Bradok (1958). (McQuail y Windhal, 1997, p. 42)
Modelo de Shannon y Weaver
En este modelo se entiende la
comunicación como un “proceso de transferencia de información “lineal y
unidireccional. Se trata de un modelo o, más exactamente, de una teoría de la
información pensada en función de la cibernética. Cuando Shannon habla de
información, habla de una unidad cuantificable que no tiene en cuenta el
contenido del mensaje. El modelo de Shannon se aplica entonces a cualquier
mensaje, independientemente de su significación y ha sido empleado
analógicamente para el estudio de la conducta y la lingüística. Señala cinco
funciones que se tienen que cumplir (fuente, transmisor, canal, receptor,
destino) y el factor “ruido” como elemento disfuncional que puede influir,
precisamente en el canal. Hernández Mendo y Garay (2005). La representación
gráfica aparece en la Figura 3.
Figura 3. Modelo de Shannon y Weaver (1949).
(McQuail y Windhal, 1997, p. 42)
Desde el punto de vista lingüístico,
Chomsky y Jakobson basándose en el modelo de Shanon contribuyen al estudio de
las funciones del lenguaje asociadas a cada elemento que formaba parte de su
esquema sobre la comunicación. Este modelo aparece reflejado en la Figura 4.
Figura 4. Esquema de comunicación de Jakobson
(1961) (Loscertales y Gómez Delgado, 1998, p. 252)
Modelo de DeFleur
Este autor agrega una serie de
componentes al modelo previo de Shannon y Weaver (1949) con el objeto de
exponer el modo en que la fuente adquiere su retroalimentación aumentando la
posibilidad de una correspondencia entre el significado del mensaje generado y
el mensaje recibido (isomorfismo) DeFleur (1966). Se representa en
la Figura 5.
Figura 5. Modelo de DeFleur (1970). Adaptación del
modelo de Shanon y Weaver. (McQuail y Windhal, 1997, p. 46)
Modelo de Osgood y Schramm
Schramm (1954) presentó este modelo
tomando como base a Osgood (1957). Estos autores expresan que no puede
comprenderse la comunicación como si se comenzara en un lugar y se terminara en
otro. La comunicación no es un proceso lineal como proponía el modelo de
Shannon, y Weaver, sino que es fundamentalmente circular. Por otra parte,
centran la atención en la conducta de los actores principales en el proceso
comunicativo, a diferencia del modelo de Shannon que apunta a los canales que
realizan la mediación entre emisores y receptores de forma primordial. Plantean
que las partes del proceso son iguales y realizan funciones idénticas:
codificación, descodificación e la interpretación. La función codificadora es
equiparable a la transmisión (del modelo de Shannon y Weaver) y la
descodificadora a la recepción (del modelo de Shannon y Weaver). El modelo de
Osgood y Schramm (1945) va más allá que el de De Fleur al considerar que los
participantes en el proceso de comunicación realizan funciones análogas:
codificar, descodificar e interpretar. En lugar de centrar su atención en el
canal, presta especial atención a los actores de la comunicación, tratándolos
como puntos de origen y destino idénticos. En este modelo se observa la
influencia de la perspectiva psicolingüística de Osgood, que tiende a confundir
a los actores de la comunicación con los participantes en un diálogo y que, en
consecuencia, hacen al modelo especialmente útil para el estudio de la
comunicación interpersonal, pero no tanto para el de la comunicación colectiva
o de masas. El modelo de Osgood y Schramm (1954) está representado en la Figura
6.
Figura 6. Modelo de Osgood y Schramm (1954).
(McQuail y Windhal, 1997, p. 47)
El modelo de la espiral de Dance
El modelo de la espiral de Dance (1967)
se trata de un desarrollo del modelo de Osgood y Schramm (1954). Es un modelo
centrado en la naturaleza del proceso comunicativo y no tanto de sus elementos.
El recurso a la espiral obedece a una
idea de Dance, que opina que los modelos circulares no están en lo cierto al
considerar que la comunicación vuelve al punto de partida. Indudablemente, si
lo característico de la comunicación es que produce efectos podríamos decir que
transforma, entonces el proceso de vuelta será a un punto diferente o a un
participante con una actitud diferente, del que fue origen. A su vez la espiral
subraya el carácter dinámico (frente a una imagen “congelada” del proceso)
cambiante de la comunicación, en la que cada acontecimiento tiene incidencia
sobre el siguiente, y permite así concebir una comunicación que se desplaza
hacia delante, en la que se incremente el grado de entendimiento y la relación
comunicativa entre los actores. Este modelo se representa en la figura 7.
Figura 7. Modelo en espiral de Dance (1967).
(McQuail y Windhal, 1997, p. 49)
El modelo general de la comunicación de Gerbner
Este modelo pretende expresar la
dinámica de todas las formas de comunicación (interpersonal, grupal, masiva,
etc.) en referencia a los dos elementos (el productor de la información y el
receptor de la misma) que realizan una transacción. De esta forma, Gerbner
establece la comunicación como una negociación o un intercambio, prestando
especial atención a la fuente o emisor. Para este modelo los procesos de
comunicación consisten fundamentalmente en lo siguiente:
·
«Alguien percibe algo (A) y reacciona, en una
situación, a través de unos medios, con el fin de hacer disponibles unos
materiales, con una cierta forma, y en un contexto, transmitiendo un contenido,
con ciertas consecuencias»
La utilización de los componentes de
este modelo se efectúa a modo de las piezas de un mecano. Por lo que puede
describir tanto los procesos sencillos y complejos de la comunicación como los
de generación (de mensajes) y de percepción (de los mensajes y de los
acontecimientos sobre los que se asienta la comunicación). Así, este modelo
posibilita proponer cuestiones no solamente referentes a la naturaleza de la
generación o producción y la percepción sino también sobre la relación entre
ambas.
El modelo verbal de Gerbner aparece
gráficamente en la Figura 8.
Figura 8. Modelo de la comunicación general de
Gebrner (1956)
M percibe A como A’. (McQuail y Windhal, 1997, p.52)
En la Figura 8 el símbolo A se refiere
a lo percibido (el acontecimiento), A' a como lo percibe el perceptor, y M
representa o bien a un ser humano o bien a una máquina en otro contexto
diferente al humano.
El modelo ABX de Newcomb
El modelo ABX de Newcomb (1953), fue
establecido basándose en los trabajos de Heider (1946) McQuail y Windhal
(1997).
Heider investigó acerca de los procesos
cognoscitivos internos de los participantes en una conversación (A y B). En sus
trabajos planteó que la base afectiva (aprecio o rechazo) de una relación
conversacional tiende articularse sobre el objeto de referencia (X), de modo
que cuando se establece ese equilibrio entre A, B y X, se establece una
relación resistente al cambio. Mientras que en el caso de desequilibrio, se
manifestaría un intento de restablecimiento de equilibrio “cognoscitivo”
McQuail y Windhal (1997).
Newcomb que trabajaba en el campo de la
psicología de la comunicación, aplicó las investigaciones de Heider al ámbito
de la comunicación interpersonal, postulando que la comunicación tiende a
establecer relaciones de simetría entre los participantes. (La comunicación
desempeña la función esencial de capacitar a dos o más individuos para que
mantengan una orientación recíproca simultánea entre ellos y con respecto a los
objetos del entorno exterior Newcomb, 1953)”
Este papel “simetrizador” o
“equilibrador” de la comunicación es especialmente útil en situaciones de
tensión, incertidumbre o desequilibrio: cuando existen discrepancias entre A y
B respecto de X, la comunicación acerca de X tenderá a equilibrar la relación.
De acuerdo con este modelo, la comunicación sólo se activa si existe una
relación entre A y B y si al menos uno de ellos se halla interesado en X que
tiende a mostrarse de acuerdo (percepción selectiva) Rodrigo (1995).
El modelo resultaría un triángulo
(Figura 9), cuyos vértices simbolizan los individuos A y B y al objeto X que se
encuentra en su entorno común. Asimismo existe una orientación mutua de un
individuo hacia el otro y se observa una orientación de ambos con relación a X.
De esta manera, la comunicación se comprende como un proceso que sustenta la
estructura de la orientación, y que se activa si existe una relación entre A y
B y si al menos uno de ellos está interesado en B. Produciéndose un mantenimiento
o una mejora de la simetría de la relación entre los tres elementos al
transmitir información sobre todo cambio producido, y al posibilitar la
realización de reajustes Rodrigo (1995).
Figura 9. El modelo de Newcomb, en el que dos
individuos (A y B)
están orientados entre sí y en relación a otros. (McQuail
y Windhal, 1997, p. 55)
De este modelo podemos sacar dos
proposiciones:
1.
Se estimulará la comunicación cuando existan
discrepancias relativas a su orientación hacia el objeto X.
2.
De esta comunicación derivará una tendencia al
restablecimiento del equilibrio, que sería el “estado normal” de un sistema de
relaciones.
Newcomb (1959) agregará posteriormente
que solamente se llevará a cabo, una activación de la comunicación cuando:
1.
Exista atracción intensa entre las dos personas.
2.
El objeto resulte significativo, aunque solamente lo
sea para una de ellas.
3.
El objeto sea importante para las dos personas.
Modelos teóricos desde el punto de vista de la Psicología
Social
Desde el punto de vista social y
siguiendo a Lucas Marín (2003), puesto que en cierta medida todos los modelos
ponen en juego elementos y procesos, podemos concebir de una forma muy distinta
la comunicación, en términos de sistemas y procesos de relaciones, y hablar de
modelos:
a.
Modelos lineales, que conciben la comunicación como un
proceso lineal y unidireccional entre dos polos (emisor y receptor). La responsable
de la efectividad, es una “perfecta expresión” del emisor.
b.
Modelos circulares, conciben la comunicación como un
proceso de ida y vuelta entre dos o más polos con igual o distinta capacidad de
influencia, introduciendo el feed-back. La responsable de la efectividad es una
“perfecta comprensión”, que el emisor tiene la obligación de garantizarla.
c.
Modelos reticulares, que conciben la comunicación como
un proceso en red, interviniendo más de tres elementos con incidencia relevante
y constituyendo procesos de distribución de la significación o la información.
De acuerdo a McQuail y Windhal (1997),
cuando se lleva a cabo el análisis, no existe un modelo utilizable para todos
los objetivos y todos los niveles. Por ello, la elección del modelo conveniente
es una cuestión significativa para la investigación que se pretenda
desarrollar.
En general, según Winkin (1994),
podemos considerar a los modelos circulares como una orquesta, mientras que a
los modelos lineales como un telégrafo. Y siguiendo a Roger (1976) en sus
trabajos sobre los modos diferentes de comunicación personal o en grupos
pequeños, se pueden establecer cuatro importantes procedimientos de
comunicación como son, el circular, en rueda, en cadena y total. Aunque, a
pesar de todo no existirá ninguna teoría de la comunicación con carácter
completo ya que cualquier sistema de comunicación tiene como destino final el
sistema nervioso humano (Miller, 1980).
Modelos
lineales
Se
trata de aquellos modelos que conciben la comunicación como un proceso lineal,
unidireccional entre dos polos característicos, emisor y receptor. En estos
modelos basados en una concepción técnica de la comunicación, la capacidad de
decisión y la fuente de influencia residen en el emisor, mientras que el
receptor adopta un papel pasivo, sujeto a la influencia de la acción
comunicadora del emisor (McQuail y Windahl 1997). Una ventaja del modelo lineal
de comunicación está en la insistencia de la necesidad de precisión por parte
del comunicador, que, por otra parte, tiende a considerar unidas la
comunicación y la acción. Y el inconveniente del modelo es la confusión de
comunicación e información, la visión del receptor como pasivo, y la visión del
mensaje como el propio significado. Este modelo en su sencillez insiste en la
necesidad de ser preciso a la hora de emitir un mensaje, porque centra en lo
comunicado casi toda la atención. Parece como si la eficacia del mensaje fuera
instantánea e incontrovertible (Lucas, Galera, Ruiz, 2003).
El modelo lineal de la comunicación
parte de dos ideas generales: la primera es considerar la comunicación como un
mero transporte de información, y la segunda es pensar que la clave del
significado está en el propio mensaje y no en las personas, que forman parte
del proceso. Con frecuencia se tiene la noción general de la comunicación como
si fuera una cinta transportadora de conocimiento y de informaciones de una
persona a otra. Pero en la práctica, este transporte nítido de la información
es condición necesaria pero no suficiente de una comunicación eficaz y es, por
tanto, compatible con fallos en el proceso comunicativo (Lucas, Galera, Ruiz,
2003).
El modelo de la comunicación lineal nos
muestra todo los elementos que hay en la comunicación pero no indica realmente
lo que ella es. Así, entendemos por comunicación "el proceso a través del
que un conjunto de significados que han tomado cuerpo en un mensaje es
trasladado a una o varias personas de tal manera que el significado percibido
sea equivalente a lo que los iniciadores del mensaje intentaron" (Smith,
1995). Por ello la comunicación no es exactamente un traslado de significado,
sino un ajuste de este significado compartido entre dos sujetos, produciéndose,
normalmente, múltiples traslados con idas y vueltas de contenido informativo
entre ambos sujetos.
La idea de comunicación como mero
transporte efectivo de información va unida a la idea de que el significado
está en las palabras, en el mensaje que se envía, sin considerar que el
significado está fundamentalmente en las personas. La interpretación de un
mensaje puede ser diferente en el emisor y receptor en función de las
diferentes expectativas planteadas, de la experiencia de cada uno y de la
situación psicológica y social en que se encuentran. (Berlo, 1969).
Aristóteles es autor del primer modelo
de comunicación conocido. En su obra “La Retórica” analiza las maneras en que
los seres humanos se comunican entre sí. El proceso aristotélico es lineal, es
decir, todo gira en torno a los intereses del emisor, como se plantea a través
del ethos, el pathos y el logos, la disposición de los elementos y del
resultado parecen depender del orador Castro y Zareth (2006).
Del mismo modo, son modelos lineales el
de Shannon y Weaver y el modelo de Lasswell, anteriormente explicados.
Modelos circulares
Los modelos circulares surgen con la
introducción de feed-back concepciones lineales de la comunicación. La
aportación cibernética del feed-back se basó en el principio de
retroalimentación propuesto por Wiener, donde los mensajes que envía el
receptor al emisor como consecuencia de lo que ha dicho, indica al emisor el
efecto que tiene sobre el receptor; por tanto el emisor reajusta los mensajes
de acuerdo con la reacción del receptor. Esto implica la concepción de la
comunicación (transmisión y selección de información) como un proceso de
control o regulación en los procesos sociales. Esta nueva forma de entender la
comunicación es introducida por la Escuela de Palo Alto (Castro y Zareth,
2006).
Siguiendo a McQuail y Windahl (1997),
la introducción del feed-back en los modelos de la comunicación supone:
a.
Cuestionar la concepción conductista de la comunicación
en términos estímulo/respuesta y cuestionar a las teorías de la aguja
hipodérmica que se centran en el efecto directo de la comunicación.
b.
Proyectar una progresiva complejización en los modelos
de la comunicación que irán incluyendo más procesos de influencia mutua y de
mediación.
Estos modelos definen la comunicación
como un proceso de ida y vuelta de contenido informativo que produce cambios
(Berlo, 1960). Se considera como algo más que información o transmisión de
conocimiento. La comunicación humana es un proceso durante el que fuentes
individuales inician mensajes usando símbolos convencionales, signos no
verbales y señales contextuales para expresar significados por transmisión de
información, de tal manera que otro proceso similar o paralelo de comprensión
se construyen por la parte o partes receptoras a las que se dirige el mensaje
(DeFleur, 1993). En este proceso tiene especial interés el lenguaje.
Siguiendo a Lucas Marin (2003), las
ideas de circularidad pueden ser definidas por las siguientes proposiciones, en
la relación entre el emisor y receptor:
1.
La codificación y descodificación al mismo tiempo en
las dos partes.
2.
El role-taking y el feedback es la doble relación entre
ambos sujetos (ida y vuelta de la información)
3.
La influencia del ambiente físico donde la transacción
tiene lugar.
4.
La importancia de las anteriores interacciones
comunicativas.
5.
La influencia de la situación sociocultural en que la
comunicación tiene lugar.
6.
Debe considerarse siempre la influencia de la relación
social existente entre las partes.
7.
Todos los intercambios se realizan de forma continua y
simultánea.
DeFleur, Kearny y Plax (1993),
analizando los componentes y el proceso de cambio, consideran la comunicación
interpersonal como “transacción simultánea e instantánea”. Así, comunicarse es
intervenir en una negociación, en un “toma y daca”, una transacción de
información en el que se ha perdido de vista quien ha iniciado el trato y quien
será el beneficiado.
Asimismo, se puede agregar la
consideración de la vinculación del modo autoritario de participación con la
puesta en práctica del modelo lineal, a la vez que el modo democrático queda
asociado al circular (Lucas Marín, 1999).
La diferencia fundamental entre los
modelos lineales y circulares de la comunicación podríamos concretarla en la
atención al otro, especificada en que el emisor se pone en su lugar (role
taking) y busca la comunicación retorno (feedback).
Son modelos circulares el modelo de De
Fleur, el de Osgood y Schramm y el modelo de la espiral de Dance.
Merece una consideración aparte el
modelo funcional de Ruesch y Bateson, que explica las relaciones entre dos o
más personas considerando sus factores personales. Este planteamiento está
encaminado a explicar como las anormalidades de conducta pueden considerarse
disturbios de la comunicación. En este modelo se toman en consideración los
factores personales de los comunicantes, además de la relación entre dos o más
personas. Pudiéndose establecen cuatro niveles de comunicación que van de la
intrapersonal a la interpersonal, después a la grupal y finalmente a la
cultural. En este sentido Bateson afirma que el concepto de comunicación
incluye todo el proceso a través del cual la gente se influye mutuamente, de
ahí advierte un doble vinculo en la acción comunicativa Castro y Zareth (2006).
Según Ruesch y Bateson (1984), en el
estudio de la comunicación es difícil, incluso se presenta imposible establecer
las diferencias existentes entre la supuesta realidad y la realidad percibida
por el ser humano. Desde un punto de vista psicosocial, solamente se posee un
método para establecer la existencia del mundo real, y es contrastar la visión
de un observador con la de otros observadores.
Para estos autores, es importante
suponer una “realidad”. En el área de la comunicación, obtienen esta “realidad”
mediante la suposición de que un observador “extrahumano” observa desde fuera
las comunicaciones humanas. De este modo, podemos suponer que el observador
humano puede ampliar su campo de observación, aunque con su aparato perceptivo
siempre igual. Podemos hacer una analogía relativa con el campo de visión
observado al mirar a través de un microscopio. Dependiendo de la ampliación que
se utilice existirá un mayor o menor detalle del campo. A partir de aquí se
infieren, como ya hemos comentado, cuatro niveles de comunicación: nivel
intrapersonal (primer nivel), nivel interpersonal (nivel segundo), nivel grupal
(nivel tercero), nivel cultural (nivel cuarto). En cada uno de estos campos
disminuye la importancia del solo individuo y en los niveles más altos una
persona pasa a ser tan solo un pequeño elemento dentro del sistema de
comunicación. El foco de atención del observador humano no está estático, sino
que es, más bien, un fenómeno oscilante. La situación social o el contexto de
la comunicación dependen del lugar donde se ubique el observador. Ruesch y
Bateson (1984).
Modelos Reticulares
Los modelos circulares de la
comunicación se van haciendo gradualmente más complejos, sobre todo cuando
pasan a considerar conjuntamente la comunicación en su nivel psicológico y
social. Comienzan entonces a aparecer modelos que conciben la comunicación como
una red de difusión o transmisión de influencias, informaciones, significados,
etc. a partir de la cual se generan las actitudes, opiniones y acciones de los
miembros de una sociedad. (Castro y Zareth, 2006). A estos modelos pertenecen
el modelo de Gerbner y modelo de Newcomb.
FICHAS BIBLIOGRÁFICAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario